El agua…
Incolora, insípida e inodora…
Transparente, poderosa, necesaria…
El agua es todo esto. Y también es sinónimo de vida.
Enorme protagonista de la existencia.
Un elemento esencial para la supervivencia.
Básica.
Un 70% de tu cuerpo es agua.
Un 70% del planeta también lo es.
Maravillosas casualidades que quedan genial para abrir un post como este, para resaltar la conexión entre seres vivos y planeta y para reflexionar sobre qué nos conforma.
Si esto es así, si un 70% de nosotros está formado por agua, entonces, somos agua.
Nos mires por donde nos mires.
Que beber agua es algo bueno y necesario para tu organismo, ya lo sabes. De la misma manera que sabes que si no riegas una tomatera, o tus geranios, o esa planta de interior que pusiste en tu cocina, morirán.
Pero… ¿sabes cómo es el agua que tomas?
Porque tu cuerpo seguro que sí que lo sabe. Y puede que incluso te esté mandando señales, mensajes, advirtiéndote que -junto al agua- estás introduciendo dentro de ti otras “cosas” no necesarias que suelen acompañar a las aguas disponibles.
¡Y es que es tan fácil! ¿Verdad?
Abrir el grifo y llenar un vaso. Sin grandes costes ni grandes esfuerzos. Con el privilegio de poder escogerla fría o caliente, sin tener que caminar kilómetros escarpados para llenar un recipiente, sin necesidad de dosificarla… ahí, disponible, potable y aparentemente limpia para consumirla.
O ir al supermercado y llenar un carro de garrafas contenedoras de agua de manantial. Envasada para que tu sacies tu sed de forma cómoda en cualquier parte. Disponible a golpe de pocos céntimos de euro. Presente en todas las esquinas para que tú no tengas que sufrir ni un minuto la sensación de la garganta reseca.
Agua rica y fácil.
Pero no, no es oro todo lo que reluce. Ni tampoco salud todo lo que hay en las aguas disponibles.
La que sale del grifo sabe a cloro, atasca con cal las tuberías y arrastra consigo mucha basura microscópica presente en las conducciones por las que viaja hasta tu casa.
A veces, cuando llueve, hasta cambia de color y se vuelve ligeramente marrón, amarillenta.
Lo mismo con el agua que se compra. Parece cristalina y pura, aparentemente más limpia y segura que la que viaja por larguísimas cañerías, pero suele venir recogida en envase de plástico, muy económico pero altamente contaminante para tu salud, para el agua en general y para el planeta en particular.
Al final, y esto es así, son la salud y el medio ambiente los que pagan la factura del agua fácil.
Los que se salpican de contaminación y los que se llenan de basura de manera innecesaria.
Y al final, también, el hecho de disponer de agua inmediata, cómoda y calificada como apta para el consumo, nos incita a no reflexionar sobre el agua que bebemos. No lo suficiente.
Pues esta es una llamada a esa reflexión.
Una invitación a que te preguntes, de verdad, cómo es el agua que bebes.
A qué investigues qué calidad tiene el agua que llega a tus grifos, de dónde viene, por dónde transita…a que dejes de beber agua embotellada en plásticos dañinos…
Esta es una invitación a tomar consciencia del agua que tomas…
La limpieza y un buen saneamiento son dos cosas necesarias para la buena higiene del agua y para la salud. ¿Sabes bien cómo funciona el saneamiento del lugar en el que vives?
El exceso de cloro, el flúor, la presencia de metales pesados, la cal e incluso los microplasticos son aliños muy fáciles de encontrar en el agua que sale del grifo. Y todo eso atasca tu cuerpo, contamina tu organismo, dañándolo, y dejando pequeñas huellas.
Restos de sustancias químicas, de pesticidas, de desechos animales… plomo, cadmio, mercurio…
Tú no lo ves, porque el agua es incolora. Tampoco lo saboreas, porque el agua es insípida, o sabe a cloro que apesta pero ya lo hemos hasta normalizado.
No lo notas, porque el agua tampoco huele a nada.
Pero todas estas cosas (y muchas más igual de desagradables) pueden estar colándose en tu cuerpo a través del agua que tomas, con el que te duchas o el que utilizas para cocinar.
Y, obviamente, no hace falta contaminar tu cuerpo para satisfacerle y saciarle dándole la hidratación que necesita.
Puedes hidratarte sin riesgos y mereces saber que existen diferentes alternativas, ecológicas, saludables y sostenibles (de las que a nosotros nos gustan) que te proporcionaran garantías y ventajas para que beber sea, para ti, para tu salud y para el planeta, sinónimo de bienestar.
¿Y cuáles son esas alternativas?
Pues hay muchas, distintas y según necesidades pero todas se resumen en un verbo: Filtrar.
Nosotros, aquí en Yebio, hace ya tiempo que promulgamos las ventajas de filtrar agua. Que comprobamos en nuestras carnes lo bien que sienta invertir en salud acuática.
Nos parece imprescindible a nivel de salud tener un sistema de filtrado de agua que asegure que lo que bebes es eso: agua.
Agua limpia sin aderezos tóxicos de ningún tipo.
Pero también es imprescindible a nivel de ecología y sostenibilidad, porque tener tu propia agua en perfectas condiciones de salubridad e higiene significa también dejar de consumir agua embotellada.
Y eso significa ahorro y menos contaminación. Alivio para los océanos, para rías y ríos, para ecosistemas enteros.
Así que sí, la única y mejor manera de saber a ciencia cierta que el agua que ingieres está limpia y aderezada sólo con las cosas buenas que tu cuerpo necesita es hacerse con alguno de los muchos sistemas de filtrado de agua que actualmente existen en el mercado.
Pero antes de que conozcas las mejores alternativas entre estos sistemas de filtrado te dejamos una lista con las ventajas de beber agua filtrada
8 Beneficios de Tomar Agua Filtrada
- Eliminas los sabores «extraños«, porque aunque se supone que el agua no sabe a nada, a veces sí sabe a algo. Y ese «algo» no suele ser sabor a azúcar de caña, precisamente. Filtrándola eliminarás el típico sabor que deja el exceso de cloro y además eliminarás otras sustancias que, de alguna manera, hayan podido incorporarse durante el proceso de conducción hasta tu vivienda, o que no fueron eliminadas por completo durante su tratamiento (En la red de abastecimiento pueden generarse pequeñas roturas, y por medio de ellas, cabe la posibilidad de que estos elementos indeseados logren incorporarse al agua potable). El proceso de filtrado nos deja como resultado un agua con mejor calidad y mejor sabor.
- Evitas ingerir cloro, un elemento muy común para la desinfección de aguas y para la eliminación de microorganismos que puede dañar, entre otras cosas, a tus mucosas, afectando a tu cuerpo con dolores de garganta y similares e incluso provocando dermatitis, asma, tos, vómitos…
- Reduces más de cien sustancias contaminantes. Tú no las ves pero están ahí: Desde entidades como virus, parásitos y bacterias a petróleos, aceites, grasas, metales tóxicos procedentes de vertidos industriales, sedimentos… pueden ser variados y distintos según el lugar, el tipo de tratamientos que se utilicen u otras circunstancias pero, desde luego, todas tienen en común el no aportar nada bueno a tu organismo.
- Aseguras la máxima calidad, no solo en el agua que bebes sino también en el que usas para cocinar o el que utilizas para tu higiene diaria, porque tener un sistema de filtrado proporciona agua de calidad, sin efectos secundarios, que podrás usar para muchas otras cosas además de para hidratarte por dentro. Los mismos beneficios que le aporta a tu organismo el que bebas agua filtrada se los aportará a tu piel, si la utilizas para tu aseo, o a tu boca, si decides usarla para lavarte los dientes o enjuagarte. Para la cocción de alimentos está incluso comprobado que los tiempos de cocción con agua filtrada disminuyen y que el sabor de los alimentos, así como sus propiedades, mejoran.
- Aportas nutrientes esenciales, ya que el filtrado elimina lo tóxico pero respeta (e incluso asegura y potencia) la presencia de minerales como el potasio o el magnesio, proporcionándole a tu cuerpo la hidratación que necesita y en las condiciones más óptimas.
- Reduces el riesgo de enfermedades: sencillamente, estás ingiriendo agua limpia y así disminuyes considerablemente el riesgo de padecer numerosas infecciones que suelen darse por consumir agua en mal estado o aderezada con tóxicos que actúan sobre tu salud, provocando enfermedades.
- Ahorras dinero, porque -según qué sistema elijas- aunque inicialmente la inversión que hagas puede parecer alta, a la larga resultará más económica. Con una botella reutilizable que puedas rellenar y un sistema de filtrado para el agua de casa conseguirás tener tu agua limpia, cada día, sin esfuerzo, sin gasto de dinero y sin culpabilidad por consumir plástico. Y al cabo de unos meses habrás ahorrado dinero y ganado, mucho, en salud para ti y para el medio ambiente.
- Aportas un grano de arena a la lucha contra el plástico. Porque los pequeños gestos individuales, implementados día a día y alargados en el tiempo significan lucha, ganas de cambio, toques de atención que das como consumidor consciente para que las grandes empresas embotelladoras de agua se den cuenta que pueden seguir embotellando, «of course», pero que mejor lo hacen en vidrio retornable, reciclable y/o reutilizable.
Existen muchas alternativas para el filtrado de agua.
Una gran variedad de objetos para filtrar el agua que bebes, para llevarte el agua filtrada, para que filtres agua fuera de casa, para que filtres el agua con que te limpias… jarras, filtros de carbón, cantimploras, ecoduchas, accesorios para colocar en los grifos…
Tendrás que echar un ojo a todas las opciones y decidir cuál encaja mejor con tu estilo de vida o con tus necesidades. Se trata de abrir el abanico y escoger, solo eso.
Ahora bien, intenta evitar accesorios que estén hechos de plástico o contengan este material en alguna de sus piezas. Sino, será lo comido por lo servido.
Busca el sistema que encaja contigo y que asegura durabilidad, sostenibilidad, ahorro y calidad en el agua. Para que, después de sumarlo a tu vida, abrir el grifo sea de verdad abrir una fuente de agua impoluta y con garantías de salud.
Quizás el agua que te llega sea de la mayor calidad.
Si es así, tienes suerte.
Pero si crees que esa calidad no está asegurada, si te apetece cuidarte ahorrando dinero y contaminación y ganando en salud y en vida para el planeta, si no quieres seguir gastando dinero en agua encarcelada en plásticos…es el momento de empezar a filtrar y enamorarte de otra forma de consumir agua que te aporta muchas cosas buenas y elimina todo lo malo que puede implicar beber.
En nuestra tienda online tenemos una sección con los que, para nosotros, son los top ten de los sistemas de filtrado.
Ahí también encontrarás información acerca de cada producto y otros detalles que quizás te sirvan.
Puedes echar un ojo entrando por aquí.
O, simplemente, preguntarle a Google y dejarte llevar por la información.
Decidas lo que decidas recuérdalo: asegúrate bien de que el agua que tomas y usas implica salud para ti y para la Tierra.
Y mientras tanto…
«Be water, my friend».