El Sol: ese astro que calienta, reconforta y regala salud
¡ATENCIÓN LECTOR/A!
Antes de comenzar este artículo te vamos a encomendar una misión:
Cierra los ojos e imagina que estás en un lugar tranquilo.
Venga, prueba.
Ciérralos, y mantenlos así unos segundos, con el pensamiento centrado en ese lugar tranquilo y paradisiaco que siempre te reconecta.
…
Puede ser el mismo sitio en el que te encuentras ahora mismo, si te hace sentir bien;
O puedes imaginar una playa, un bosque, la falda de una montaña, una piscina infinity, una terraza con flores asomada al casco antiguo de una ciudad… lo que más te guste.
¿Hecho?
Bien, ahora riega ese imaginario con la siguiente atmosfera: un día de sol y de cielo azul, con una ligera y agradable brisa rozando la piel…
La temperatura es la exacta: suficiente para calentar el cuerpo, la piel y el alma, y no excesivamente alta como para que te torres o la cabeza te estalle.
Estás sentada, en una postura cómoda, con los ojos cerrados, respirando despacio y relajada…
Suena una música muy suave alrededor y también oyes el canto de los pájaros, el romper de las olas, los árboles bailando…
¿Lo tienes?
Recréate en esa sensación.
El sol, la calma y la respiración, los tres juntos, tienen un poder sanador.
…
Vale… lo confesamos: un buen baño de sol (con los ojos cerrados y el corazón en calma, sintiendo el calorcito rozar la piel…) es una de nuestras formas de recarga favoritas.
Tomar el sol es una de esas cosas sencillas y poderosas que nos hace exclamar: “jolín, ¡sí es que las mejores cosas de la vida son gratis!”.
¿A ti te pasa también?
¿Tomar el sol te llena de buena vibra?
Pues además de un placer, has de saber que tomar el sol es una costumbre muy saludable y una forma de cuidarse sencilla y gratuita con muchos beneficios:
Regula nuestros ritmos circadianos, mejora la salud de los huesos, ayuda a segregar serotonina, dopamina y melatonina y nos ayuda a captar vitamina D.
Ya ves qué fácil.
Sí, vitamina D… (que en realidad, ni es una vitamina ni es solo una).
Esa que tanto escasea en estos tiempos y que es esencial para el buen funcionamiento de nuestro organismo, así como la responsable de muchos procesos fisiológicos esenciales (entre ellos, la buena asimilación del calcio y el buen funcionamiento de los sistemas inmune, nervioso y muscular).
Es más: aunque también puedes obtenerla por la dieta (salmón, atún, aguacate, quesos…), e incluso tomando suplementos alimenticios, la mejor forma de obtener unos niveles óptimos de vitamina D es a través de los rayos de sol.
Por ello, se recomienda tomarlo todos los días, durante 15-20 minutos, procurando que los rayos del astro rey incidan en antebrazos, cuello, cara, parte interior de los muslos, tobillos…
Y no hace falta tumbarse, vuelta y vuelta, o sentarse a meditar (o sí, si es lo que te gusta):
Lo mejor de la vitamina D del sol es que puedes tomarla haciendo deporte, bañándote en el mar, corriendo por la senda verde de tu ciudad, tomando un café con una amiga, paseando o columpiándote en el parque.
¿Ves cómo las mejores cosas de la vida son gratis?
Ahora bien, igual de importante que tomar el sol cada día lo es protegerse del sol
¡Qué paradoja! ¿No crees?
Pues sí: a la vez que nos proporciona piezas fundamentales para nuestro engranaje, el sol también nos quema, atravesando nuestra piel con sus rayos ultra violeta y exponiéndonos a riesgos de cáncer, al deterioro celular o al envejecimiento prematuro de la piel.
¿Entonces qué?
¿Tomamos el sol o no lo tomamos?
Por supuesto que sí.
La única condición es protegerse, para no sufrir sus daños, con cremas específicas.
Y esto es algo que nos sabemos a rajatabla. ¿Verdad?
Lo que igual no todo el mundo conoce tan a rajatabla es qué ingredientes son los que componen los protectores solares.
Porque no todos son iguales.
Los hay que, sencillamente, son veneno.
Efectivamente: hay protectores solares que son veneno para tu organismo y tu salud.
Básicamente, las cremas solares tienen la misma composición que una crema hidratante pero con el añadido de que incluyen filtros para proteger de los rayos UVA y UV.
Bien, a partir de aquí las hay que protegen a base de filtros minerales y vegetales, inocuos para la salud;
y hay otras que protegen a base de filtros químicos y de sustancias sintéticas creadas en laboratorio, absorbidas por nuestra piel y que pueden resultar muy dañinas para la salud.
Este tipo de cremas, con filtros químicos, protegen dañando…
Hoy, ya ves, la cosa va de paradojas.
Por si no fuera suficiente con el daño que pueden causarte, también resultan muy dañinas para el medio ambiente, y son culpables de problemas tan graves como el deterioro de los fondos marinos o la extinción de muchas especies de corales, amén de otras desgracias (perfectamente evitables) en los ecosistemas.
Dicho esto, ahora podríamos ponernos a hacer una lista con los nombres de estos ingredientes dañinos, para que los apuntes y te dejes los ojos buscando en la lista de ingredientes (escrita en letras diminutas) de tu frasco de crema.
Pero no vamos a hacerlo.
Porque son nombres largos y feos.
Y porque una simple búsqueda en Google ya puede darte esos nombres y sus consecuencias.
Lo que sí te diremos es que la organización Ecologistas en Acción llevó a cabo un estudio en el año 2020 sobre este tema.
Y que lo concluyó realizando un informe en el que se alerta de la presencia de estos ingredientes químicos en muchísimos protectores solares, así como de los daños que causan en la salud de las personas y del Medio Ambiente.
Y no sólo se trata de sustancias sintéticas que nuestra piel absorbe (que ya es suficiente) sino que, además, con este tipo de protectores solares a base de filtros químicos también estamos poniéndonos en la piel nanopartículas (normalmente de dióxido de aluminio, el culpable del color blanco tan persistente de estas cremas).
Estas nanopartículas llegan a nuestra sangre y se van acumulando en nuestros capilares, creando problemas de microcirculación y daños en el organismo.
En ese mismo informe Ecologistas en Acción incluyó una lista de algunos protectores solares analizados que, efectivamente, contienen tóxicos.
Entre ellos se encontraban las cremas para el sol de marcas tan conocidas como Garnier, Lancaster, Lancome, Nivea o Piz Buin.
¿Alguna de estas marcas te suena?
¿Algún verano has llevado contigo un bote con su logo y sus cremas solares a todas partes?
Seguro que sí, son nombres conocidísimos. De los que más se anuncian en la televisión y revistas. De los que siempre están a la altura de los ojos en las estanterías del súper.
Pues, ¿sabes qué?
Podemos tomar el sol con naturaleza y con una protección eficaz y saludable.
Y sabiendo esto, esta temporada de sol puede ser muy diferente:
Porque puedes pasarte a una protección solar natural, que cuide tu piel, tu salud y el bienestar del medio ambiente.
Para que disfrutes del sol sin riesgos de ningún tipo, de forma sostenible, eco-lógica y saludable.
Para que te recargues de vitamina D y buena energía sin absorber disruptores endocrinos, nanopartículas o ingredientes sintéticos…
Que ninguna falta nos hacen…
Cremas para el sol 100% naturales y con filtros minerales: la solución para disfrutar de los beneficios del sol
¿Y si te decimos que puedes protegerte de los efectos dañinos de los rayos solares a base de aloe vera, coco, extractos de algas, aceite de girasol o manteca de karité?
¿Y si te decimos que puedes convertir tu crema solar en un tratamiento nutritivo para tu piel que te proteja a base de filtros minerales y sin nanopartículas ni basuras?
Pues te lo vamos a decir: puedes.
Aunque la industria y el sector estén copados de empresas sin ética, ni conciencia, ni principios ecológicos, también existen las marcas que se preocupan por formular cremas protectoras que, además de cuidar la salud y no poner en nuestra piel nada venenoso ni susceptible de enfermarnos, cuidan de la salud de mamá Tierra y de que en los océanos no se vierta nada que no sea biodegradable.
¿Te las presentamos?
Han ido llegando a yebio lentamente, pero se merecían un artículo para ponerlas en valor.
Porque tienen un valor increíble y están hechas desde principios de calidad, sostenibilidad y cosmética natural.
Son las cremas de Alga Maris, una maravilla con formatos para toda la familia y para todos los gustos que protege de los efectos dañinos de la radiación solar a base de filtros minerales anti UVB y añade a esa protección un refuerzo de principios activos protectores de origen natural (como el Aloe, por ejemplo).
Pero esto no es todo: la línea Alga Maris también incorpora en todas sus cremas un potente antioxidante a base de algas rojas (lo llaman Alga Gorria) que neutraliza los radicales libres que atacan las células, cuidando la piel para que no sufra ni se deteriore por la exposición al sol.
Y luego llevan otros ingredientes hidratantes naturales, como el coco o la manteca de karité, lo cual las hace suaves, untuosas y muy hidratantes.
Es decir (y para resumir): que Alga Maris ofrece una crema de enorme calidad, 100% natural, 100% libre de tóxicos, 100% libre de nanopartículas, y 100% libre de alérgenos.
Por si todo esto fuera poco, también 100% ecológica: sin derivados de origen petroquímico y sin sílices, con fórmulas limpias y biodegradables, amigas de los ecosistemas marinos, de los corales, de las tortugas, de los peces…
En definitiva: de todos los organismos y microorganismos acuáticos que existen.
Y así, sí que da gusto tomar el sol.
¿No crees?
Pues si te gusta lo que lees, puedes conocer toda la gama de protección solar Alga Maris pasando por aquí.
Conclusiones:
Lo más importante de esta arenga reflexiva es que recuerdes lo siguiente, que lo propagues hasta la saciedad, que lo grabes en tu mente y en la de todos aquellos a quienes quieras:
Los filtros químicos de las cremas solares son veneno.
Los filtros minerales y naturales son los adecuados para disfrutar del sol y recargarse de vitamina D.
Ahora, tú eliges:
¿Filtros químicos, invirtiendo entre 10-15 € en una crema solar que puede dañar tu organismo severamente?
¿Cómo prefieres tomar el sol?